El irresistible encanto de las mesillas clásicas decapadas: dos amarquimias para demostrártelo.
Desechar una mesilla clásica por oscura, exceso de brillo, estética desfasada o carcoma es casi lo más normal (no lo mejor). Sustituirla por una de marca sueca y procedencia asiática se convierte en un fallo doble, de esos que hacen a los ángeles llorar. Según la estadística que me acabo de inventar, cada media