El 16 de mayo de 2016 publicamos nuestro último post muy entusiasmados antes los cambios que se avecinaban, lo que no sabíamos es que lo que nosotros veíamos tan claro y sencillo iba a ser taaaaaaaan complicado, y es que si algo hemos aprendido es que los sueños te piden compromiso absoluto y que emprender una idea fuera de lo común requiere menear muchas estructuras acomodadas en lo de siempre. Este es nuestro balance del espacio de tiempo en el que hemos estado ausentes del blog.

En mayo de 2016 nos preparamos para ejecutar la reforma de la que iba a ser nuestra Casa Amarquimia: una planta baja cuasi centenaria enfrente del Corte Inglés en Cartagena,  dejamos pues el espacio necesario y empezamos a mover papeles y a buscar arquitectos y albañiles, tarea nada sencilla por cierto. Nos metimos en el mes de junio y las cosas no se movían ni hacia delante ni hacia atrás, empezamos a entender que el tiempo en las Administraciones llevaba otro ritmo que el que nos movía a  nosotros, durante el mismo, nos dejaron los albañiles y el arquitecto también y ya empezábamos a entrar en la temporada peligrosa del verano. La verdad es que estábamos cada vez más nerviosos, nos comunicaban cosas diferentes según el técnico con el que hablásemos, no se movía nada, en una espera de no se sabía bien qué. En esas llegó el día de nuestra boda por el rito civil y dentro del desasosiego, disfrutamos del día.

Hicimos una boda lo más sencilla posible:Registro Civil y comida en un restaurante cercano. Esa misma mañana contactamos con unos nuevos albañiles y cerramos el trato para la reforma de la casa. Mi vestido de novia era de lo más simple: falda con tela Amarquimia confeccionada por mi madre y blusa blanca de El Corte Inglés, no había visto nada en ninguna tienda que me gustara y finalmente decidí diseñarlo yo.

El 21 de junio de 2016, solsticio de verano, luna llena por cierto, el Tribunal Supremo tumbó el Plan General de Ordenación Urbana de Cartagena y con él, la ferrea y paralizante protección sobre estas casas antiguas que conducía a la mayoría a convertirse en una ruina total. Al día siguiente cursamos todos los documentos y fuimos a empezar con la obra pero ¡ah! nos habíamos vuelto a quedar sin albañiles. Nuevamente abrimos un casting en el que como ya estábamos en temporada alta de reformas, los presupuestos habían llegado a aumentar hasta un 40% y parecía que teníamos que conformarnos. Nuestra intuición nos llevó a seguir buscando y a dar con un equipo que nos cuadraba en precio y plazo. Y por fin, tras dos meses y pico, empezaron las reformas!

Así estaba el espacio destinado al taller.

Y así lo dejamos aunque no a la primera, tardó un tiempo en tomar la forma más cómoda y definitiva para trabajar y almacenar muebles.

Fuimos introduciendo toques muy personales, como esta reja modernista que llevamos a nuestro herrero de cabecera para que la enderezara y transformara en puerta y que tuvimos que maridar con una puerta principal de entrada desechada por otra casa vecina. El trabajo de restauración fue extenso y costoso pero quedó así de bonito.

Los árboles frutales y las plantas del patio me frenaban a la hora de enlosar el espacio pero era necesario hacerlo. Recurrimos nuevamente a suelos kilómetro cero: piedra del Cabezo de San Javier, que comparte cercanía en su origen con el terrazo de la Palma que habíamos puesto en el taller.

Aprovechamos ese hueco del patio para generar un espacio tipo invernadero que se abre completamente y que aprovechamos para el trabajo de tapicería limpio y para sala multiusos.

La casa cuasi centenaria había sufrido una importante reforma allá por los 90 que la había actualizado en su estructura y ofrecía un escenario muy positivo que quisimos aprovechar respetando al máximo su disposición, nuestra intervención se redujo a pintura, suelos y restauración de las carpinterías de las puertas y ventanas.

Yo desde luego tenía mucha ilusión con poner un suelo de damero que llevara al espacio de un golpe de vista a la época de su construcción.

Nuestro baño fue la joyita de la corona, lo disfrutamos mucho aunque pasado un año aproximadamente tuvimos que trasplantar las plantas porque les faltaba luz e iban de capa caída. Construimos un mueble de lavabo con unas patas de máquina de coser Singer, madera de palet, un lavabo de mármol y un grifo con forma de gatete, una divinidad.

No queremos cansaros en el primer post, así que no abundaremos mucho en los detalles decorativos, eso dará para otras publicaciones.

El muro exterior estaba reventado, ya se habían estampado dos coches en él y era necesario tirarlo para levantar uno nuevo, aprovechamos y le encargamos al herrero una valla de hierro exactamente igual a una que habíamos visto en otra casa del barrio.

Nuestra entrada, aunque está pendiente de algunos cambios, de momento éste es su aspecto.

Como habíamos empezado 2 meses y pico tarde, la reforma y los cambios de la casa se extendieron un largo tiempo, se juntaron entonces las mudanzas, los encargos y la preparación del espacio, el lío que se formó fue difícil de gestionar y no hemos sacado los pies del plato realmente hasta este verano 2018.

Paro un momentito mi relato para recordar el momento que nos dejó paralizados en el mes de noviembre de 2016: una llamada por la noche nos informó  de que las cosas no iban bien y un par de días más tarde, mi padre falleció. Es extraña esa situación en la que el estrés y toda la masa de trabajo que te inunda diariamente se queda congelada de repente porque la vida te recuerda cuál es su primera norma: la muerte está ahí, llega y no te pregunta.

Papá, te llevo en el corazón.

Nuestro amigo y artista Juanfra García le hizo esta foto el día de nuestra boda.

Pero la vida sigue y nosotros teníamos que inaugurar, el retraso que llevábamos era considerable. Desde luego, la Administración tampoco ayudaba, durante más de un año, llegaron cartas ilegibles con una retaíla de amenazas que protocolariamente incluían en cada misiva: que por el artículo XXX si no haces esto, te vamos a cerrar, que por el artículo YYY estás obligado a entregar a tu primogénito, que por el artículo QQQ tienes que pagar pagar pagar… La lucha por la licencia de taller artesano se convirtió en algo personal, la respuesta oficial era no entregamos licencias de ese tipo, vete a un polígono y saca todos los papeles de industria peeeero en una de las primeras entrevistas nuestro primer arquitecto técnico habló con una de las jefas de urbanismo que vio clara nuestra actividad y reconoció nuestro labor artesana. Nos agarramos a las palabras de aquella funcionaria como quien lleva la antorcha olímpica por Mordor nevando y, después de tiempo y esfuerzo y de escapar de unos cuantos orcos, nos llegó aprobada la licencia. Aquella mañana, sin esperarlo, caí de rodillas y lloré dos ríos enteros, el camino empezaba a dar sus frutos.

El 3 de diciembre de 2016 por fin inauguramos la Casa Amarquimia y nos acompañaron un montón de amig@s que llegaron incluso desde Alicante y La Nucia, he puesto sólo algunas fotos pero gracias a tod@ por vuestra compañía y apoyo.

A partir de entonces arrancó una carrera vertiginosa por tratar de ponernos al día, terminar de acomodar la Casa Amarquimia y seguir desarrollando nuestro proyecto, con esa tremenda carga de trabajo y las mil eventualidades que tuvimos (se nos inundó la casa en dos ocasiones, se incendió la casa de la vecina y Javi tuvo que ir a apagar el fuego, el calentador se rompía día sí y día no, hubo que cambiar la instalación eléctrica y mil etcéteras), el blog desde luego no era una de nuestras prioridades.

Pero lo que nunca dejamos de lado fue el cuidado por el trabajo y durante este tiempo hemos podido desarrollar cientos de amarquimias, encargos, reparaciones, tapicerías, talleres, búsqueda de piezas, trabajos para empresas y un montón de cosas más que a partir de ahora o sí o sí irán entrando en el blog y en la web y presentándolas oficialmente a ellas y a las historias de nuestros clientes. Para muestra, unos cuantos botones:

Ya sentimos que hemos podido superar todas las dificultades y que estamos en un bonito momento de crecimiento y aprendizaje tanto personal como profesional. Cada día los clientes nos enseñan por dónde va la Amaqruimia, qué necesitan y tratamos de ser coherentes y hacer el trabajo con disfrute y cariño, tal y como nos gustaría que vosotr@s nos vierais. En este momento tan especial y ya más tranquilos y al día, arrancamos de nuevo el blog, gracias por leernos y por apoyar a este par de locos que se aventuraron a emprender algo diferente. Feliz semana 🙂