María odiaba su dormitorio de cuando era niña, lo tenía en su casa y lo había reciclado para su hijo porque es cierto que le daba un buen servicio pero ya no lo aguantaba más. Además, había comprado nuevos muebles para la habitación de su pequeño y se disponía a pintarla y acondicionarla y a sus muebles de infancia decidió darles una última oportunidad antes de que acabaran en el punto limpio o en wallapop.
María observaba detenidamente su dormitorio de cría, era uno de esos tipo camarote que fueron muy populares en los 80, todos los que fueron a EGB los conocen. Estos muebles la acompañaron de niña hasta que se marchó de casa de sus padres y curiosamente, cuando tuvo a su hijo, el dormitorio volvió a su lado. y claro, es que es muy amplio, se encuentra en buen estado y da el servicio justo y necesario pero estaba taaaan harta de él, que le dio un plazo de vida: que su lista de inversiones llegara al nuevo dormitorio infantil que quería comprar. Y el día llegó, y ella estaba contenta de no tener que ver esas puertas imitando rejilla mallorquina y esos detalles náuticos que le sobraban en su nueva visión minimalista de la vida.
Pero como suele suceder, una de esas conversaciones con café caliente entre amigas sacó a relucir el dormitorio en el corredor de la muerte y quizás una leve esperanza para él: podía tener un hueco en su nuevo despacho pero no desde luego con su aspecto actual. La amiga nos recomendó, le habló de nuestra visión de transformación práctica y muy personalizada, y María terminó por llamarnos.
Fuimos a visitarla y allí mismo evaluamos el estado de los muebles y de las necesidades de María. Entendimos su punto de vista enseguida y después de escucharla y observar bien el caso, le propusimos una transformación para su armario:
♥ Reparación de los bajos de los laterales dañados. Parecía que había sufrido humedades y algunos empujones bien cargado que habían deteriorado el aglomerado pero se podía reparar.
♥ Eliminación de elementos ornamentales. Esta era una de sus peticiones y a nosotros nos pareció estupendo.
♥ Trabajo en dos colores: blanco y un tono pastel. Nos ayudó mucho una libreta de ejercicios Rubio en un color verde menta que había sobre la mesa, a ella le gustó la propuesta.
♥ Baldas en madera tal cual estaban ya que el barniz de poliuretano estaba en buen estado y aguantaría mucho mejor el estrés de su uso.
♥ Tiradores y remaches originales del mueble pintados en un verde más oscuro par darle un toque.
Trabajamos en su casa y ella misma fue viendo la evolución de su encargo, estaba muy contenta, parecía que de alguna manera la transformación de lo que te rodea también te llega, te anima, te transforma. Cuando ya estuvo terminado, María sentía que tenía un despacho nuevo y de diseño, a su gusto, pero con los muebles de su infancia, esos que odiaba tanto pero que ahora la acompañarían durante un largo tiempo más.
Feliz año transformador.